jueves, 25 de octubre de 2007

El rol de los padres en la formación de un niño lector

Susana B. González Profesora y Licenciada en Letras

Muchas veces los padres solicitan de nosotros, los docentes, consejos para incentivar en sus hijos el gusto por la lectura y otras, simplemente, se resignan a decir que a los niños no les interesa leer.
Es innegable que en esta época de video-juegos e internet resulta bastante difícil suponer que los alumnos, en especial siendo adolescentes, se refugien en los libros para buscar fuentes de entretenimiento o placer.
El hábito de la lectura, como todo hábito, no se adquiere por arte de magia, sino que es el resultado de una serie de factores que interactúan en la creación de un ambiente propicio para la formación del niño lector. Y estos factores o condiciones determinantes, que enumeraré a continuación, deben nacer del seno familiar.
a) La presencia de libros en los hogares, como así también su valoración y uso cotidiano contribuye a establecer en el niño vínculos intrínsecos con el hábito de leer. Es natural que el pequeño empiece por imitar a sus padres, aunque tome el texto al revés, cuando estos están leyendo.
Los adultos, que dedican poco tiempo a la lectura, se encuentran en desventaja a la hora de exigir a sus hijos que se aboquen a ella.
Por lo tanto el primer paso para los padres es concientizarse sobre el valor del hábito de leer y, una vez logrado, tratar de servir de modelo a sus propios hijos.
b) Aunque resulte difícil debido al ritmo vertiginoso en que actualmente se vive, es imprescindible que los papás dediquen parte de su tiempo a compartir los momentos de lectura con sus niños. En la infancia es necesario leerles con la mayor expresividad y elocuencia posible para que el pequeño , al escuchar, desarrolle su imaginación; más adelante cuando el niño ya se ha convertido en un lector independiente bastará con participar o intervenir en comentarios que permitan corroborar si ha comprendido lo leído.
Hay que tener siempre presente que la lectura, además de un hábito, es una actividad intelectual que se manifiesta claramente al interpretar el texto y reconstruir su significado.
c) Es conveniente, además, destinar en la casa un espacio apropiado para los libros. Este puede variar desde una valiosa biblioteca a una simple repisa. Lo importante es que los pequeños adviertan que estos huéspedes ilustres tienen su propio sitio en el hogar.
d) Seleccionar los libros de acuerdo con el gusto y la maduración del niño es otro de los requisitos a tener en cuenta.
En la etapa preescolar son aconsejables los libros con coloridas y elocuentes ilustraciones, con textos rimados, de los que se desprenda cierta musicalidad y con frases reiteradas que estimulen la memoria del pequeño y le permitan incorporar nuevo vocabulario.
Posteriormente, y en la medida en que el educando va creciendo, son apropiados los cuentos maravillosos poblados de hadas, duendes que despiertan en ellos su capacidad de asombro y su imaginación.
Más adelante, entre los siete y once años, cuando el niño ya se desempeña como lector independiente, resultan apropiados los textos narrados, en los que abunda la fantasía mezclada con elementos moralizantes y de humor como las fábulas, mitos, leyendas.
En la pubertad son recomendables las novelas de aventura, en las que el protagonista es un niño o un animal. También se sienten identificados con aquellas obras que reflejan su propia realidad.
A partir de la adolescencia, además de los cuentos fantásticos y de ciencia-ficción, otros géneros despiertan el interés de los jóvenes. Artículos, revistas, fascículos referidos a distintos temas se convierten en el centro de sus lecturas.
Cabe destacar que en la selección de las obras debe siempre prevalecer el gusto de los niños. La lectura tiene que resultar una actividad formativa y placentera; jamás, en el ámbito hogareño, debe ser tomada como un hecho obligado o impuesto como castigo.
e) Deseo dirigir esta última reflexión a todos los papás amigos de internet. Tengan siempre presente que la base del aprendizaje es la lectura. Hay que procurar que internet no cambie el hábito de los niños ni tampoco el de los adultos.
Son indiscutibles las ventajas que este medio puede ofrecer; pero también deben advertir que la información que se puede bajar por un ordenador, sólo es provechosa si se la interpreta correctamente. Un buen lector podrá lograrlo fácilmente.
Por otra parte, es conveniente que los papás controlen la información a la que puedan acceder sus hijos, ya que no todo lo que se encuentra en la red está destinado a ellos.
Finalmente, y a modo de corolario, quiero expresar, en mi condición de docente, que conectar las escuelas a internet no debe ser, por ahora, prioridad en nuestra Educación, sino equiparlas de buenas bibliotecas, provistas de ejemplares suficientes como para satisfacer las necesidades de todos los educandos.
Disponible en: http://www.educar.org/articulos/roldelospadres.asp
Reflexión
Como dice la autora de este articulo los padres solicitan de los docentes o profesores el incentivo de la lectura en sus hijos, sin embargo creo que para incentivar a un niño en algo no solamrnte se necesita de un actor: el profesor, sino de lo más cercano o significativo que un alumno pueda tener: sus padres o las`personas que viven e importan al niño.
Es fácil, para un profesor incentivarlo en la lectura, si es que el niño ha visto desde pequeño a sus padres leyendo o interesándose por los libros; pero en caso contrario, cuando los padres no disfrutan de esta actividad, a los hijos no les resultará algo cercano y por ende no se interesarán por leer ya que la mayoría de las hábitos se adquieren por modelaje o imitación.
La autora enumera algunos factores o condiciones para que un niño adquiera este hábito:
1 La presencia de libros en los hogares: Es natural que un niño que ve libros en su casa, establece vínculos con estos, los valorará como algo importante y podrá sentir que son parte relevante de su formación.
2 Papás que compartan los momentos de lectura con sus hijos:Aquí la autora nos dice que es importante leerles a temprana edad, con expresividad, para que ellos se vayan interesando en lo que van escuchando.
3 Destinar un espacio apropiado para los libros: según el nivel económico este puede variar desde una repisa hasta una biblioteca.
4 Seleccionar libros de acuerdo a gusto y edad: deben existir libros para niños pequeños, púberes, adolescentes, etc.
Con estos cuatro factores la autora nos da una guía para interesar a los niños en la lectura. Mirándolo desde este punto de vista, en donde los padres incentiven al niño a leer, resulta un trabajo muy fácil, sobretodo para nosotros los profesores, sin embargo, sabemos que la realidad en nuestra sociedad es tristemente otra.
En algunas familias chilenas, por ejemplo, ni siquiera se compra el diario, sobretodo en las familias más pobres. Por otro lado no es ningún hábito el leer, no existe una valoración cultural, creo yo, hacia este hábito, muchas veces a los alumnos que les gusta leer, sus compañeros se burlan de él, mostrándolo como alguien fome y aburrido.
Sumándose a esto el precio de los textos o libros en Chile, comparado con otrso países vecinos, es muy superior, esto sería otra causa por el poco o nulo hábito de leer de nuestra sociedad.
También sería, a mi juicio, una causa relevante el que ahora muchos niños y adolescentes están inmersos en el mundo de internet, en donde encuentran diversas formas de entretención. Para nuestros tiempos es mucho más valorado el que un niño se maneje en el área de la computación en vez de manejar una buena ortografía o una comprensión lectora. La televisón por otro lado nos muestra día a día el "ideal" de persona, en donde el éxito o la felicidad están asociados a lo relacionado con nuestro físico, desechando todo lo que nos engrandece como seres humanos, nuestro conocimiento.
Por otro lado los padres, principales fomentadores de la lectura, si no poseen ellos el hábito, poco podrán hacer por sus hijos. En nuestra sociedad, con un ritmo tan vertiginoso de vida, es otro factor en contra, la mayoría de los padres se quejan de no tener el tiempo sufuciente para la familia por lo que dejan a sus hijos muchas veces hacer lo que quieran por el sentimeinto de culpa que hay detrás
Un artículo aparecido en el diario El Sur el 21 de julio sostiene que en Chile: “La más reciente encuesta de la Fundación La Fuente-Adimark reveló que un 45% de nuestros compatriotas jamás lee un libro. Un 47% no lo hace porque no tiene interés alguno. El 72% de los hogares chilenos no compra libros nunca o casi nunca. El 57% de la población reconoce que lee menos que hace cinco años. El 60% carece de hábitos de lectura. En los estudiantes, el 78% carece del nivel de lectura para insertarse satisfactoriamente en el mundo de hoy”.
Para revertir esta realidad que tenemos en nuestro país, sin duda, debemos trabajar arduamente, primero leer, si el niño no viene con esta costumbre desde su hogar, nosotros como educadores debemos estimularlo mostrándole que nosotros disfrutamos de la lectura. Luego crearles hábitos desde la escuela, por ejemplo, todos los días en las mañanas leyendo un trozo de algún texto. También no imponer el tipo de lectura que quieren realizar los alumnos, dejarlos que ellos decidan por sí mismos, siempre y cuando sea adecuado para su edad. Realizar campeonatos relacionados con el leer, dramatizar los textos que los alumnos leen, a mi juicio esto ayuda sin duda a una mejor comprensión lectora, y obviamente para el niño será algo entretenido lo que acarreará un aprendizaje más significativo.
Familiarizar a los alumnos con la lectura les ayudará a abrir una ventana para su bienestar tanto psicológico como social, los ayudará a tener una mejor autoestima, a ser más creativos, etc.
Mirando mi infancia, debo señalar que uno de los iniciadores de mi gusto por la lectura, fue mi hermano. Desde niño creí que las personas que leían eran más cultas. Al ver a mi hermano ensoñado con algún libro, lo envidiaba, sabía que en esas páginas había algo más que aprender, sabía que existían tantos mundos como libros, que un texto era más que un escritor tirando sus ideas, sino que era un mundo hecho para el que se decidiera a leerlo.
Cada libro es una historia, es una caja de sorpresas y de conocimientos. Sólo hay que abrirlo y comenzar a disfrutarlo, seguro encontrarás más satisfacciones de las que te imaginaste.

No hay comentarios: